lunes, 13 de mayo de 2013

Encantada


Aquel día que Dorotea sale del bosque encantado y de paseo a comprar unas frutas se encuentra con la “bruja malvada”, Giselle, la cual era la madrastra del príncipe que siempre habría querido tener Dorotea. Ella, muy contenta, viendo la mañana tan esplendorosa que estaba haciendo y escuchando a los pájaros cantar, se le acerca Giselle y le dice muy cordialmente, ven te ofrezco una pera que está muy jugosa y deliciosa, Dorotea se la recibe con todo el gusto sin pensar que podría tener un hechizo mágico.
Pasadas las horas, Dorotea empieza a sentir algo extraño en su cuerpo y no era simplemente un dolor de estómago, sino que su cuerpo poco a poco cambiaba. Cada hora que pasaba le cambiaba una extremidad de su figura; al día siguiente ella ya era una persona totalmente distinta y no solo se despertó así sino que no despertó en su bosque encantado, sino en la ciudad. Ella muy sorprendida al darse cuenta de que no estaba en su hogar empieza a recordar en qué momento paró en la ciudad. Lo pensó un momento y se acordó que la bruja la había engañado con la pera y que la única manera de redimir el hechizo era que el hijastro de Giselle le diera un beso para que el hechizo mágico se quitara.
Dorotea se la pasó pensando cómo iba hacer para que Edward, el príncipe, le diera un  pico sabiendo que ella había cambiado tanto, y encontró la manera de hacerlo; lo primero que hizo fue cubrirse todo el cuerpo y solo dejarse los ojos al descubierto, ella pensó que la única manera de que Edward le creyera que era ella, era porque él decía que Dorotea tenia unos ojos que atraían; en fin ella logra convencerlo y él acepta para destruir el hechizo.
A lo que quería llegar la bruja malvada con la pera era que si hijastro, que estaba enamorado de Giselle, no se casara con una “joven doncella”, ya que eso pondría en peligro su posición real; el príncipe del reino que desde que la conoce le propone matrimonio para vivir felices para siempre, ya que para la encantadora Dorotea la vida es un cuento de hadas.
Al día siguiente de haberse casado con Edward, la madrastra le intenta hacer otro hechizo, ella dispuesta a todo para que la joven no acceda al trono, sin embargo, Dorotea no volvió a caer en su trampa ya que ella ya sabia que Giselle nunca se traía nada bueno. Pasados los años, Dorotea y Edward forman una familia teniendo dos mellizas llamadas Clarita y Sofía y un hombre llamado Maximiliano el cual hereda el trono de príncipe.
Dorotea siempre se soñó en una historia que terminara con un final feliz, y sin pesarlo, su historia termino de esa manera ya que logró quitarse de encima a su bruja malvada que lo único que quería ser era destrozar su matrimonio y familia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario